Este pez abisal se caracteriza por su enorme boca, mucho más grande que su cuerpo y con una mandíbula capaz de abrirse lo suficiente para engullir presas de mayor tamaño que él. Nada a poca velocidad, impulsado por su cola en forma de látigo que termina en un órgano luminoso que le sirve para atraer a sus presas y comunicarse con los de su especie

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